viernes, 24 de octubre de 2008

Festival-Festival

Real Academia de la Lengua Española. :"Festival, del inglés Festival. Festivo. Fiesta especialmente musical. Conjunto de representaciones dedicadas a un artista o a un arte".

No es desconocido el hecho de que vivimos un periodo de máximo auge en la programación de Festivales por parte de las Administraciones Públicas en distintos puntos de nuestra geografía. Desde gastronómicos a cinematográficos son muchos los formatos puestos en marcha y muy distinta su repercusión.
Sin embargo, todos estamos de acuerdo en que los Festivales, y en especial los dedicados a las distintas Artes Escénicas alrededor del mundo, tienen como objeto prioritario precisamente esa necesidad de celebración, de Fiesta.
Es por ello que la mayoría de ellos, digamos casi en su totalidad, se celebran en periodos festivos como puede ser el estival. Cuando no lo hacen, suelen defender su espacio tomando la ciudad y llevándola de la mano a esa fiesta, como sucede en los cinematográficos de San Sebastian o Venezia, en que a nadie le pasa desapercibida la coexistencia del festival y sus vidas.
El Festival de Teatro Clásico de Almagro y Mérida son claros ejemplos nacionales de ciudades que dormitaban sus veranos al sol y quedaron reconvertidas, gracias a la festividad con la que sus locales y visitantes celebran la llegada de los Clásicos, en un destino de turismo cultural de primer orden, estableciendo de esta manera una alianza estratégica con este sector de clara repercusión económica.
Lo mismo sucede con la bella Avignon y el enigmático Edimburgo, donde los amantes del arte pueden disfrutar en poquísimos días de una selección exquisita de las más importantes manifestaciones escénicas a nivel mundial, donde todos los viandantes se reconocen como público ávido de nuevas propuestas. Donde todo late dentro de un ánimo general de alegría y distensión.
Es por ello que no sorprende que ciudades colapsadas por la violencia como Bogotá, vivan durante diecisiete días una gran fiesta popular en torno al Festival Iberoamericano de Teatro, el más grande del mundo, durante los cuales sus dos millones de espectadores hacen desaparecer la sombra del crimen y se sumergen bajo la lluvia renovadora de arte-bueno. Ese que nos hace mejores personas viviéndolo.
Por eso sorprende que Madrid tenga un Festival en pleno Otoño, que coincida torpemente con el arranque de la Temporada Teatral, que no consiga animar ni aunar un público y que se sostenga sólo por inercia. No juzgo en absoluto la programación, ahí no entro. Juzgo lo inapropiado de la época. Un Festival, por la antes expuesto, precisa de unas coordenadas que lo sostengan pero una de la más importante es una ciudad que lo contenga, que lo haga propio, que lo tome por suyo.
El Festival de Otoño de Madrid es una suerte de compañías, todas sin duda buenas, que irrumpen en la programación madrileña amontonadas en el tiempo. Nada más lejos de la intención de un Festival. No consigue el ambiente festivo que debería serle propio. No toma la ciudad, no la legitima frente al mundo con una identidad propia, no hace más que volvernos locos sacando tiempo de donde no hay para a los que, como a mí, nos encanta no perdernos las propuestas escénicas internacionales, vayamos al teatro sin perder comba, a diario pero sin proyecto. Ese es el problema, que no hay proyecto de Festival, hay una Programación Internacional, digamos de buen nivel, pero una programación que podría igual ejecutarse a lo largo de todo el año. No hay un Festival de Otoño en Madrid, por mucho que se empeñen. Y por si esto fuera poco, no hay ni Director con quien comentarlo. Pero ese es otro tema.

Lucía Beviá

0 comentarios: